Como ya se trató
en la primera parte del artículo, la resiliencia no es una capacidad innata,
sino que se adquiere y se aprende. Por ello, las
personas resilientes, tienen una forma de pensar, de actuar o de interpretar
los acontecimientos, que les lleva a recuperarse y recomponerse brevemente de
las experiencias dolorosas, aprendiendo de ellas. Esto es lo que les hace ser más
fuertes emocionalmente.
Estas son algunas
de las características psicológicas de las personas con resiliencia:
- Creativos.
Son
capaces crear soluciones diferentes y creativas cuando otras no funcionan,
además de ser una forma diferente y menos dolorosa de ver los problemas.
- Optimistas.
Tienden a ver las cosas desde la posibilidad, afrontando las situaciones adversas con humor, optimismos y relativizando lo ocurrido.
- Autoconcepto
positivo.
Confían en sus capacidades y son conscientes de sus limitaciones.
- Son
flexibles, aceptan los cambios y tiene iniciativa
para
crear
conductas dirigidas hacia una meta.
- I
ntrospección y capacidad de autocrítica.
Aprenden de sus errores y se adaptan a las
circunstancias cuando éstas lo requieren. Además, tienen un estilo cognitivo
positivo y con objetividad a la hora de actuar y analizar las cosas.
- Buscan
ayuda
cuando lo necesitan, ya que consideran que el apoyo social es
necesario para poder crecer personalmente.
- Valoran su propia independencia.
Deciden
y toman sus propias decisiones, fomentando la habilidad de tomar distancia
emocional o física cuando la situación lo requiere, poniendo límites y
decidiendo hasta dónde quieren dar y aceptando hasta dónde puede llegar.
- Capacidad de relacionarse
.
Son personas asertivas, crean y mantienen vínculos sanos y afectivos con otras
personas, de querer y ser querido.
- Sentido del humor
.
Esta habilidad les hace sacar lo cómico a las situaciones adversas, viendo la
parte divertida de los problemas y relativizando la situación.